jueves, 29 de septiembre de 2011

Hincha de la "U"

Ser hincha de la “U” me ha dado innumerables motivos de felicidad, nunca de vergüenza. Soy hincha de Universitario de Deportes desde los cinco años de edad, y desde aquel crítico momento nunca he ocultado a nadie el color de mi camiseta.
A familiares y desconocidos, a compañeros de clase y a amigos, a gente adulta cuando era un chico, y a la collera de estudiantes que ahora pasan por la calle (voy rumbo al estadio) nunca les he negado la participación de ver el color que visto, el dejarles saber que me considero hincha del más glorioso Club.
Soy hincha de la “U” y lo seré siempre. Cada vez que me pregunten, cada vez que me discutan y cada vez que callen, sabrán que soy hincha de la crema. Mi propio silencio también les dirá lo mismo. Porque ya habré dicho antes lo que genera en mí esa camiseta.
Algunos entenderán, otros no. No importa. Lo que importa es ser honesto. Solo eso.

Soy hincha de la “U” desde que jugaba en los arenales de Pisco y a la orilla de su mansa playa. Hincha, cuando a esa edad me tocó soñar que podría ser un gran jugador, y también, cuando me di cuenta un poco después, que no era lo suficiente bueno para ello.
Hincha, la primera vez que fui al estadio a ver a Universitario de Deportes y lentamente se me fueron doblando las piernas de la emoción. E hincha también, cuando me invitaron a ver otros equipos y no me transmitieron nada. Ni siquiera una simpatía.
Hincha, cuando solo pasaban clásicos y Libertadores por la tv, y el resto de partidos uno lo tenía que escuchar por radio. Vivir en provincias, hace que te importe más todo, que la búsqueda de lo lejano y lo que a veces también se ve ajeno, aumente tu apuesta de vida.
Vivir en provincias (en esos años más), agrava lo que significa ser peruano. Vivir en Pisco significó ser más hincha de la “U”. Y serlo antes que muchos chiquillos de mi edad.

Me acuerdo haber llevado alguna vez una camiseta de la “U” y otra igual a ella debajo. Para que no queden dudas.
Si Dios es sordo al diario vivir de los hombres, pero a su vez, también escucha los rezos de ellos, sabrá entonces que soy hincha de la “U”, porque muchas veces recé por un buen desempeño del Club. Por un buen desempeño de acuerdo a nuestra historia, antes que por un resultado.
Y si en cambio, Dios es mudo, me puedo imaginar las veces que se ha quedado con el grito de gol acostándose a dormir en su garganta, desesperado por no dejarlo ir. Me lo puedo imaginar hincha del fútbol como cualquiera. Hincha de la “U” por ende. Me puedo imaginar lo primero y saber lo último. Saberlo a partir de la cantidad de veces que hemos dado vuelta un resultado o ganado al final un partido. ¿Hay acaso algo de común o humano en ello?

Disculpen no ser modesto con mis amores. Es algo humano (eso sí), el pecar de inmodestia.
Por otro lado, ser hincha de la “U” implica una felicidad distinta. Esa felicidad, que otros al vernos, confunden con tener un exceso de orgullo.
Una sonrisa dibujada desde un rostro hasta otro rostro y de allí en más, seguir dibujando la línea hasta agotar los pínceles. Eso implica la felicidad de ver un solo color en la cancha.
Si llaman daltonismo la dificultad de distinguir los colores. Llamemos hincha entonces, el distinguir todos ellos y preferir uno solo en la vida. Soy hincha de la “U” y llevo la crema en mi andar diario.
No estoy en contra de nadie por ello, estoy a favor de la “U” solamente. Solo soy hincha de Universitario de Deportes. Y para que no queden dudas, pongan una tilde en cada una de las letras de la palabra solo. Son cuatro los acentos, ¿los contaron? Yo solo cuento las horas de volver a ver a la “U”. Śóĺó eso.


Safe Creative #1109300169994

No hay comentarios:

Publicar un comentario