martes, 23 de agosto de 2011

Ser la "U" siempre

Hay rumores y secretos. Murmullos que se convierten en gritos. También hay cosas que se saben, que se dan por hechas todavía.
En el estadio existía el rumor de que los tres puntos contra Unión Comercio se recuperarían; el secreto de que el futuro de Ruidíaz se iría a definir en la semana; los murmullos de que tal vez Morel se esté empilando; los gritos para decirles a los que están más arriba, que allí vamos, que nos esperen, que con nosotros nunca nada está dicho.
Y existen las cosas que se saben, que se dan por hechas todavía. Nunca nadie dudó de que lo voltearíamos. Que lo haríamos de a pocos, tal vez en el segundo tiempo y posiblemente con algo de separación entre los goles. Pero que finalmente lo lograríamos.

El entrenador de la “U”, volvía al esquema ofensivo (con algunas variaciones) que a veces le da resultado y otras tantas veces, lo convierte con justa razón en el blanco de las críticas.
Nadie duda de su intención por ganar los partidos y de lo generoso de su propuesta en la segunda rueda. Lástima de que la soberbia lo haya cegado durante la primera parte del año para hacer los cambios necesarios.
El problema hasta el momento es su incapacidad para darle una lectura adecuada a los partidos. Pone buenas formaciones en el campo, pero le es casi imposible armar sobre la marcha, la respuesta a la propuesta contraria.
Ayer hubo una mejoría en cuanto a ello. Un acierto en poner a García en lugar de Morel, cuando aquel ya había dado todo lo que tenía por dar.

Los goles de Ruidíaz y de Fano llegaron en el segundo tiempo, cuando estábamos volcados en campo contrario. Cuando lo arriesgábamos todo porque ya no quedaba nada por regalar en el campeonato. Golpeando y contragolpeando, así llegaron ambos tantos. Siempre atacando.
No se pudo ganar por un marcador más amplio por el rival que teníamos al frente, que a pesar de ser un equipo de mitad de tabla, luce con mayor consistencia que el común de los equipos peruanos.
Y no pudimos hacerlo también, porque no existen los circuitos entre los jugadores creativos, la comunicación necesaria entre mediocampo y ataque. Esa es entera responsabilidad del entrenador, que intenta hoy lidiar con sus errores del pasado.

Lo que importa ahora es sumar sobre lo ya ganado. Conseguir los resultados jugando ofensivamente, porque tenemos que ir a buscar los partidos. No queda otra. Tenemos el mejor equipo del campeonato. Conseguir el mismo, sería solo construir sobre la lógica. No pidamos menos entonces. A pesar de los pésimos dirigentes y del mismo entrenador. No pidamos menos.

¿Nos alcanzará el esfuerzo final?...tal vez. Pero hay cosas que se saben desde ya. Por ejemplo se sabe que a los de arriba los vamos a asustar, que los haremos sudar y descomponerse, que los enfermaremos del estómago.
¡Cuánto van a sufrir!, según pasen las semanas y nos vean cada vez más cerca; ya casi allí. Van a voltear enfermos y dirán de la boca para fuera, que quieren una final con nosotros. Muy íntimamente querrán morirse, no podrán dormir, y si de “cazuela” logran hacerlo, sufrirán entonces de pesadillas.
Porque si nos vemos las caras en la final, ya saben como es, ellos lo saben y nosotros también lo sabemos. Esperemos que nos alcance entonces. Que nos alcancen los once triunfos que nos quedan por delante. Once triunfos, nada menos. Porque somos la “U” y exigimos ser la “U” siempre.


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domingo, 14 de agosto de 2011

Un Tercio Más

No vamos a descubrirlo a Del Solar como el peor. Porque no lo es y porque para ser aquel peor, se necesita contar también con algo de épica para ir hacia atrás.
No lo acercaremos en demasía al cero, porque aún puntúa. Paga mal, pero paga al menos. Paga para seguir debiendo. Y paga para al final no campeonar.

No lo vamos a descubrir como el peor de los técnicos tampoco. Colón pasaría de largo y Núñez de Balboa no lo pisaría siquiera. Asimismo no lo sindicaríamos como el peor, porque por lo menos intenta ser más ofensivo. No lo logra, ni de lejos, ni con lupa. Pero allí está intentando. Como un burro necio que se soltó y quiere trabajar el doble y al revés. El doble y mal. Pero el doble.
Va de fracaso en fracaso. A veces mal y a veces peor que mal. Otras tragedias se las sabe escribir bajo su propio influjo (que cree ingenio), y otras tantas también, se las dictan mordidas, desde afuera.

Del Solar es producto de las circunstancias. Es una creación casi heroica, pero no es un héroe. Es una creación casi heroica por el tamaño de esfuerzo echado a perder en aquel. No da la talla. Ni aunque se le estire el terno o se le reduzca el sueldo (que seguro no le pagan). No da la medida. Aunque se empine o se arrodille.
Son tres las dimensiones que se necesitan en este caso y el técnico de la “U” resulta solo siendo un plano. Un mal plano. Un encefalograma plano.
Es que ya no reacciona. Pareciera creer o quisiera hacer parecer que solo es necesario formar un equipo en el campo. Solo eso. Porque una vez que empieza el partido, el técnico de la “U” carece de la inspiración o reacción. Incluso de los reflejos más primarios que se les pide a los seres vivos. Claro, lo vemos actuar, saltar y muchas veces hacerse expulsar, pero todo aquello tiene el sabor del bocado vacío.
Los invito entonces a que abran la boca y le den una mordida (pequeña o grande) al aire que tienen frente suyo. ¿Lo probaron?, ¿lo degustaron? Pues así sabe el pensamiento de Del Solar. A ese regusto. A esa nada.

El partido de hoy es una bandera en manos de los jugadores. De ellos depende más que nunca, el todo. Cada jugador se cree importante (hasta allí bien) y más importante de lo que debiera. Avanzan con su propio pendón en contra del rival y a costa de sus propios compañeros. Todos los esfuerzos (muchos esfuerzos) se gastan en forjar los contragolpes del contrario y a veces también los ataques secos contra la portería de la “U”.
El juego en conjunto se esfuma no en un esfuerzo calculado, sino en un acto de desesperación. No existe mayor egoísmo, lo que existe es un querer hacer el bien de todos con el propio sacrificio, con la propia impotencia.
Universitario de Deportes no tiene voces que puedan dar indicaciones desde fuera, lo que posee es ruido fisiológico. Aquel ruido que desencadena en sordera.

La “U” tiene individualidades introducidas en una bolsa y tiradas luego en una manta. El azar; los cinco dados convertidos en once, el juego del cacho. El equipo crema es un gran desorden. Casi igual a la situación del Club (mucho menos para ser sinceros).
La táctica del nudo. El nudo marinero, el nudo de la abuelita o el nudo que nos espera en la horca, hacia allí vamos con los dirigentes y el técnico que tenemos.

No echo la culpa al técnico de lo que sucede afuera, porque no tiene culpa alguna. Pero sí le echo en cara, todos los errores, deslices y yerros que vengan de adentro del campo. Porque es domingo, porque acabamos de jugar contra la San Martín y sobre todo, porque Del Solar es responsable. Nadie le apunta un arma para que se quede en el banco del técnico. Nadie.
No es imprescindible ni necesario, no se le va extrañar cuando se vaya.
Ahora viene un partido de local, un encuentro difícil, casi imposible en términos de rendimiento para el técnico. Pero igual ganaremos. Porque somos la “U” y porque el triunfo lo queremos más que nadie en el mundo. Simplemente por eso…y sobre todo por eso.

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martes, 9 de agosto de 2011

Feliz 87

De todos mis familiares directos que quedan con vida, tú eres el de más edad. El que tiene más vivencias y experiencias. Todos los míos que sucedieron, descansan con sus recuerdos y en mis recuerdos.
Tú también descansas en mis recuerdos, pero vives. Ellos también viven, pero ya duermen para siempre. No despiertan ya y ya no los despierto. Déjame decirte que yo también sueño cuando te veo jugar. Y ya no logro recobrarme. No logro hacerlo.

Ayer ganaste otra vez. Te malacostumbraste a ello. Desde el principio lo quisiste así. Lo deseaste de esa forma. ¿Te acuerdas del 7 a 1 al José Olaya?...era el primer partido de campeonato.
Dime, ¿Qué será de todos esos clubes que alguna vez enfrentaste y ya no existen? ¿Los extrañas?; de seguro extrañas aquellas camisetas raras del Mariscal Sucre o el nombre de aquel otro equipo, de aquella otra época, ¿cómo era?...sí, claro, el Atlético Frigorífico en el año 31; también le ganaste. Mira que malacostumbrado estabas.

Debutaste en primera el año 28 y al año siguiente ya habías dado la vuelta. ¿Cómo hiciste para no marearte con tan temprano éxito?
Claro, eran otros tiempos. Otras responsabilidades. Había que hacer el club desde abajo. Nunca desde la nada, sino desde abajo. Tú ya esperabas. Desde aquella aparición del hombre por estas tierras hace miles de años, ya aguardabas. Sentías esa necesidad de acompañarlo cuando pintó por primera vez esa cueva. ¿Te acuerdas de qué color la pintó? De crema, ¿no?
Y cuando se le fue un día de sus manos su gran inventiva y prodigó los valles con tantas distintas semillas, no lo abandonaste. Repiqueteaste. Y no dejaste de hacerlo cuando su voz rebotaba contra los andenes hasta subir la cima. Muchos años después, sus descendientes bajarían las gradas y otros andenes de tribuna norte en el Estadio Nacional para celebrar el 2-1 contra el DIM. Bajarían con muchos colores y uno solo, para abrazarse y abrazarlo al primer hombre de todos, que esperaba allá abajo, en las mallas del alambrado.

Son tantos recuerdos, tal vez también te acuerdes de otras anécdotas. Si no, yo también te podría contar algunas de mis preferidas. Hacer triste o alegre el relato, melancólico de seguro, porque han sido tantas las vivencias juntos. Prefiero ir hasta el inicio entonces. Ir hasta aquella vez en que mi hermano buscando entre las cajas de la mudanza, sacó aquel viejo poster de un equipo de la “U” (seguramente del año anterior) para decorar el ropero de la habitación.
Tal vez recuerdes que vivíamos en Pisco y que era el año 82. Si lo haces, de seguro te acordarás que ese es el primer recuerdo fijo que tengo de ti, y puedas también entonces repetir las palabras de mi hermano si de veras quieres esforzarte. ¿Te acuerdas? Aquel nunca me habló del campeonato nacional, sino de la Copa Libertadores. Solo de ella.

Luego los partidos muy cerca a la playa, una pista nos separaba del mar. Todos los chicos de la villa nos creíamos jugadores de la selección nacional. Eran tiempos de mucho orgullo. Partidos eternos y casi heroicos que duraban hasta el anochecer. Encuentros interrumpidos por el panadero de siempre, que traía el pan y que a veces comprábamos con las monedas enormes de 50 y 100 soles. El pan que se pegaba al paladar seco, pero que igual agradecíamos.
Recuerdo su radio prendida sobre el triciclo blanco y mi hermano siempre preguntando como habías quedado. Y la “U”, o sea tú, que habías ganado.
Dos a cero contra el ADT de Tarma. Fue la primera vez que sentí felicidad o que recuerdo haberla sentido contigo. Ya era hincha tuyo. Lo era y lo soy.
Muchas gracias por estos 87 años, Universitario de Deportes. Muchas gracias por el recuerdo y por tu juventud.


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