miércoles, 29 de diciembre de 2010

Copa Libertadores: Octavos (II) (miércoles 5 de mayo de 2010)

Los invictos también son eliminados. Pero ya no en los noventa, sino mucho más allá. En la visita a la serie de penales, allí caen los hombres libres. No importa cuanto hayan practicado, las prisiones son experiencias muy amargas para aquellos que vivieron en libertad.
El cuadro de Reynoso apuesta por acudir a los doce pasos. A jugar detenido. A rifar su suerte muy cerca de los guardias y del árbitro.
La “U” que mal que bien, había planteado siempre el juego que más le convenía. El juego que lo había hecho libre, esta vez optaba por pasar una temporada enmarrocado. Universitario busca momentos en lugar de largos tiempos. Aquellos largos tiempos de 90 minutos que tanto le habían resultado para seguir avanzando.
La “U” busca esta vez los momentos que son una ruleta y pueden ir para cualquiera. Eso hay que entenderlo. Porque cinco minutos de diferencia y Ceni no habría fallado ese penal que falla, y cinco minutos más tarde Galván habría metido aquel otro tiro.
El pecado de los cremas fue encerrarse en una prisión sin haber hecho nada malo. Sin haber cometido delito. Primero vino la condena para ellos y luego el pecado. Universitario de Deportes cae derrotado estando invicto en la competencia. En la competencia de los noventa.

A Reynoso no se le puede reprochar de nada más que de mantener su palabra. Quería ir a penales y terminó yendo para allá. Un hombre de pocas palabras, pero de palabras con significado. Reynoso le entrega su personalidad a este cuadro, que también resulta algo parco y de pocas frases. Fue suficiente apretar los dientes en el campo de juego; en los penales se necesitaba algo más. Cabeza fría. La cabeza de un ejecutor, de un verdugo de prisión y no de un prisionero. De un verdugo con más años en prisión que todos los presos. Y eran hombres libres que quisieron ir a penales. Y los dejamos ir para allá tan contentos. Ese fue el gran error de este buen equipo. El tratar de definirse en tan poco espacio. En tanto encierro. El intentar encerrar una muy buena campaña en cinco disparos.
Nada tiene que ver un tiro penal con jugar fútbol y a su vez tiene todo que ver con patear una pelota. Nada tiene que ver la soledad en doce pasos con un equipo corriendo el mediocampo. Y sin embargo actúan los mismos hombres en ambas.
El penal es un bastardo que perdió el cordón umbilical hace mucho tiempo y no le importó hacerlo. No hay comunicación con el otro mundo del fútbol. Es el hijo que anda en prisión, ¡qué se muera!, dirá la madre y diremos todos después de lo de ayer.

La “U” está invicta, pero pierde su clasificación en el Morumbí. La pierde luego de guerrear sin cuartel contra los Bandeirantes, está vez los peruanos no permitieron ningún tanto en contra, ni cedieron ningún terreno ni centímetro cuadrado. Donde hubo un brasilero, también hubo un peruano. Donde se enseñó en portugués, se tomó la prueba en castellano. Todo iba a valer un Perú, pero iba a costar también un Perú.
Universitario de Deportes realiza emboscadas a los que incursionan y luego los persigue hasta su propia Meca…São Paulo. Lo único que no hace es hilvanar una respuesta adecuada, un contraataque que haga dudar al contrario. La “U” no cede su Océano Pacifico, pero es incapaz de intentar bañarse en el Atlántico. Lo logra ver, pero sólo eso.
Reynoso vence en la táctica y pierde en la estrategia. Un trabalenguas del destino para una persona que busca utilizar la lengua con sus pupilos y sólo con ellos.

La eliminación refuerza las virtudes y defectos del equipo. Un cuadro obediente y disciplinado, y de gran concentración en defensa, pero de poco peso en la ofensiva. La “U” al final de la campaña subraya la necesidad de refuerzos en el mediocampo y la delantera. Con unos retoques importantes, este plantel podría ser el animador en la próxima copa. La hinchada lo espera así, Reynoso también. Ahora falta arreglar con el entrenador el tema de su continuidad. No hay tiempo que perder en seguir dilatando las elecciones. Acuérdense que Juan es un hombre de pocas palabras y de importancia en esas mismas palabras. Apúrense en hablar…pero sólo lo necesario.


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Copa Libertadores: Octavos (I) (miércoles 5 de mayo de 2010)

Si cada grada llena del Monumental fuera una oración que se le ocurre de la nada al escritor, el escritor estaría salvado. Estaría con vida al menos. Estaría bajándose de la hoja listo para agradecer y acompañar a toda esa gente que quiso estar apretada para significar algo y mucho. Ese algo y mucho que siempre suenan mejor que lo que se cuenta. Porque se pueden decir muchas cosas y muchas palabras, pero ante cuarenta mil personas uno debe guardar silencio primero y escuchar después. Ese es el respeto. Así nos enseñaron de pequeños. Así caminamos hasta aquí para volver a aprender.
Las manecillas del reloj se detuvieron, sólo así podrían haber llegado tantos. Sólo así el tráfico de Lima habría sido difícil, pero no imposible de sortear.
Mientras los hinchas de la “U” corrían para llegar, los brazos del reloj se cruzaban y no hacían nada más que admirar el esfuerzo de aquellos. Nada más y nada menos.

Cinco y medio de la tarde es siempre una buena hora para declararse la guerra. Universitario de Deportes y su rival lo sabían. Lo sabían cuando con dientes apretados desplegaban sus mejores acciones en el mediocampo.
Rainer Torres y Toñito Gonzáles se multiplicaban cual hormigas para quitar el balón al contrario y repartir juego. Como hormigas se introducían entre las rendijas de la máquina brasilera y la hacían parar y replantearse. Una vez, cien veces. Todas las veces que esos dos quisieran. La “U” quitó y retuvo la pelota en su poder para descargarla a los costados.
Hasta aquí se tenía un punto en el examen y sólo uno, porque de allí en más, el territorio de adelante se volvía imposible de ser conquistado sólo con centros.
Píriz Alves, encargado de estorbar la salida de los backs y no de ser estorbado en su llegada al arco rival. El papel invertido. Píriz no sueña, ni ambiciona como lo hacen los delanteros. Sólo se queda dormido.
La “U” defiende bien pero ataca como puede. Ese gran problema pareciera que se intentara resolver en el camino. Se intentara resolver yendo al frente y chocando con todo. São Paulo no se esforzó en demasía para entender a Píriz y neutralizarlo. El uruguayo en los primeros quince minutos había demostrado no tener imaginación y ser todo guión, pero guión en serio. Guión como significando una sola línea.
Con tan poco en contra, el equipo brasilero reordenó esfuerzos con el objetivo de ganar en visita. No lo logró porque a pesar de un par de errores que casi cuestan el gol, la defensa y el mediocampo (Toño y Rainer) de la “U” demostraron estar en ritmo de alta competencia.

La expulsión de Richarlyson en el minuto 63 y la entrada de Ruidíaz con Hernández pudieron rendir algo más para Universitario, pero no lo hicieron porque al equipo de Reynoso le falta imaginación o al menos una segunda forma de jugar ya preconcebida, ya anotada en un papel; si quieren, un segundo guión para ir al ataque.
La “U” empata el partido porque su defensa tiene los pies bien puestos en la tierra, sabe de sus limitaciones, pero no está dispuesta a renunciar a la lucha. Universitario de Deportes también empata el partido porque su ataque carece de imaginación para derrotar a un rival exigente. Si se quiere ganar en Brasil, se requiere mantener lo bueno en defensa y variar el juego de la delantera. Suena fácil y simple, pero no lo es.
Reynoso lo intenta desde inicio de campeonato, lo intenta inclusive desde el año pasado. Mientras tanto sólo nos queda esperar por el desenlace del martes. Esperar con los pies bien puestos en la tierra. Con los pies bien puestos en la tierra y con las piernas dobladas listas a dar el salto e imaginar algo más. Mucho más.


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Raid (Aéreo) (domingo 18 de abril de 2010)

Las palabras son como átomos en movimiento. Átomos que no esperan por nosotros en el camino, sino que ya buscan partir mucho antes. Aquellos no se conforman con el único significado que les damos y aprovechan un descuido para avanzar por su cuenta. Así avanzan y continúan en sendas que los separan de su propio principio. De a pocos. Un kilómetro por año. Pero un kilómetro en territorio nuevo.
Un raid es una incursión rápida en tierra y un vuelo largo en el aire. Dos significados distintos. Así se construye la palabra. Dejando los fierros salidos en el techo para un siguiente piso en un siguiente tiempo. No importa si una familia diferente se muda al piso de arriba. La palabra deja de ser una casa casi desde el principio y pasa a ser un bloque de departamentos.

El viaje de Universitario de Deportes a Buenos Aires fue un raid. Fue aquella palabra y sus dos significados. En avión fletado y semi-clandestino se intentaba aterrizar en la capital argentina sin llamar la atención. Los paracaidistas dentro, no saltarían sino aterrizarían con la aeronave. Ese era el plan de la dirigencia. Un raid como incursión rápida en tierra. Desde Ezeiza hasta el barrio de Lanús. Un veni, vidi, vici en noventa minutos.
Julio César debía estar muriéndose de vergüenza ajena por segunda vez. Debía estar muriendo en Lima por tanto bruto en la dirigencia. Bruto ya no como nombre, sino como significado.
La “incursión rápida” se transforma en el marasmo de la espera de cinco horas. En Lima se pierde valioso tiempo. Y cuando el avión parte finalmente, el raid hacia Buenos Aires ha terminado por convertirse en un largo raid aéreo. Un cambio en el significado de la palabra en pleno vuelo. Aún queda una parada por hacer en Salta para recarga de combustible.
Un vuelo por etapas, como antaño. La dirigencia de la “U” y su inoperancia nos han retrocedido sesenta años en el tiempo.
Cuando por fin se toca suelo en Buenos Aires, la noche se ha hecho presente por casualidad. Sólo por casualidad.
El dirigente es el primer obstáculo que se necesita sortear. El miércoles acaba con más oscuridad que noche para la “U”.

El partido del jueves es el típico de copa. Dos equipos que necesitan los puntos y que lucharan por cada palmo de terreno. El primer tiempo es de dominio universitario. Tácticamente, el equipo crema luce muy atento y bien colocado en sus puestos.
La “U”, bien aceitada en su engranaje, bloquea cualquier intento de peligro contra su valla. El mediocampo fluye como una burocracia modelo en el cuadro Merengue. De un lado para otro, Gonzáles y Torres terminan con las dudas de los argentinos. Les resuelven la jugada y entregan a su vez la pelota a sus compañeros. Los enemigos siguen avanzando para caer en la eficiencia de la primera línea del mediocampo crema. Con una dedicación que se convierte en fanatismo vencen al contrario y limpian todo resto de peligro para la institución. Ambos son empleados que trabajan como obreros. Ambos son la burocracia perfecta de la “U”.
Lamentablemente, lo bueno en defensa no tiene un paralelo en los puestos de adelante. Alva, Labarthe, Espinoza y Carmona arruinan chances con suma facilidad. Casi antes del primer toque. Universitario de Deportes se va al entretiempo con muchos ceros en el marcador.

El segundo tiempo no eleva la calidad del juego, pero si hace el desempeño de los equipos más arriesgado. Las marcas no se sostienen y el encuentro pasa de primera a segunda en un instante. Reynoso, consciente de ello, apuesta a la entrada de Ruidíaz faltando treinta minutos.
La “U” quiere ganar el partido tanto como Lanús, sólo que no imita la desesperación de los argentinos.
La “pulga” crea sus propias situaciones hasta ponerse frente al arco del contrario y fallar. Los Merengues no se resignan aún y vuelven al ataque en la siguiente jugada, mas la claridad no acompaña al resto de los hombres en la delantera. Esta noche el equipo crema no tiene solistas, sólo actuaciones muy dispares que engrandecen al mediano y desaparecen al resto.
El final y la reacción destemplada del eliminado, son un intento por lavarse la cara ante su público. No lo logran. Los patoteros terminan retrocediendo ante los mancheros.
Universitario de Deportes espera la noticia de la clasificación a la antigua. Sentados y esperando en la puerta de la casa esa carta que viene recién la siguiente semana. Que viene tal como la “U” fue a Argentina. En avión, pero en etapas. En un raid aéreo desde otros puntos de Sudamérica.


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Dos a cero: La diferencia entre campeón y puntero (martes 13 de abril de 2010)

Desconozco el clima que existe en Buenos Aires para estas fechas. Desconozco su verano e ignoro si aquel ha sido auspicioso con sus habitantes. Aunque debo también ser sincero y decir que no me interesa mucho ello.
No me interesa si el suave viento empieza a peinar los pensamientos de sus habitantes o si existen un millón de jugadores listos para ser vendidos a Europa.
En el fútbol argentino existen un millón de representantes, dispuestos ellos mismos a ser vendidos a Europa. De eso estoy seguro. Van envueltos y en papel de regalo. Nadie los compra, claro. Pero aún rondan por allí y allá.
El taxista y el panadero te venden jugadores de cuarta. Todos tienen pronósticos favorables para sus caballos negros. Yo no ambiciono tanto cuando se trata de personas. Sólo busco el día y lugar exacto del partido. A la cancha deben llevar tapones de lluvia muchachos. Hinchas y jugadores, todos ustedes. El día 15 de Abril se pronostica una tormenta en la capital argentina. Recuerden, nada de paraguas en la cancha, solo los tapones correctos.

¿Es Buenos Aires un puerto?, ¿o es una ciudad y un puerto?...no importa, que lleven los barcos hacia otra bahía y hacia otra crónica. Pongan rumbo en ello porque la tormenta es en mar y tierra. Es partido de copa y es por la clasificación.
El pensamiento no me cojea al decir que subestiman al campeón peruano. Lo consideran eliminado antes de jugar. Imposibilitado de dar la sorpresa o de sorprender con su fútbol. Así se hace muy difícil hablar; entonces escribo lo que pienso, porque aquello se hace siempre menos complicado. Y con ello aprovecho para tomar refugio. La “U” es la calma antes de la tormenta. El cuadro que en cualquier momento se sale del marco y pinta la pared. La “U” también es tormenta muchachos, también lo es.

Contra César Vallejo, Universitario de Deportes fue el mismo cuadro medido. El mismo equipo que calmadamente te gana la iniciativa y te domina. El mismo equipo de distintos jugadores y distintos equipistas del mismo resultado.
La “U” mantuvo el cero en su arco y en el arco contrario, porque no varía la táctica del ollazo, del centro. El técnico debería comprender que esa olla no alcanza para dar de comer. No es una olla muy popular que digamos. No de comedor popular al menos.
El equipo Merengue falla al repetir el guiso una y otra vez. Los contrarios ya saben el menú. Hasta podrían esperar sentados y jugar así sentados si se les permitiera. Nada cambia.
Sólo se descubren los errores del puntero, cuando una pequeña variación en el andar del equipo crema sucede.
Galván, es el capitán y el guardián de la defensa estudiantil. El llamado a mantener la estabilidad, a ser conservador. Pero eso no le impide introducir el desvarío y la variación. Es en un pase dirigido a él donde se le traba. En un pase y no en un centro. El penal lo convierte Alves. El gol lo hace Galván.

El segundo tiempo trae a un equipo trujillano distinto. Ya no parece sentir temor ante el campeón peruano. El técnico les ha contado mentiras o verdades a su plantel, pero estás han resultado. Y el puntero lleva a las cuerdas al último campeón. Lo ataca con desorden. Y el desorden a veces basta para llegar a las puertas.
Vallejo se atreve a tocar unas cuantas veces la madera. La “U” resiste con todo lo que tiene a mano y tiene prestado. La suerte es prestada en el momento exacto. Los cambios de Miguel Torres y Ruidíaz son propios. En el momento justo y más inesperado, un rival se gana la roja al agredir a un recogebolas. Fuera del partido por estar lejos de aquel.

Por segunda vez, la “U” gracias a un pase y no centro de Hernández, genera un ataque que termina en falta y penal. Galván toma la pelota y patea la pena. 2-0. Universitario de Deportes le gana al puntero jugando igual y jugando diferente por momentos. Por pequeños momentos.
¿Cuál es el grano y cuál la paja? Determinar aquello depende del técnico. No hay nadie que conozca mejor a su equipo que Reynoso. Tal vez por eso se le pide que por un momento abra los ojos a su realidad. Los abra. No basta con jugar de memoria para ganar. En Argentina esperan al mismo equipo de siempre. Al modelo de una economía de escala. Al orden que se puede encerrar y ganar. Llevemos eso para allá. Pero también llevemos la calma antes de la tormenta. El desvarío que no esperan. El arte peruano que tanto temen. Porque la “U” será la calma muchachos, pero también es la tormenta, también la es.


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Los pozos de agua (jueves 8 de abril de 2010)

Todos los hombres que han cruzado el desierto necesitaron de agua para lograrlo. Y al necesitar de ella y buscarla, requirieron también de dar un tributo para poder hallarla. Aquel pago se hizo siempre de la misma forma. Se hizo con sudor. Agua por agua. El peso de lo que buscas es medido con lo que hayas dejado regado en el camino. Ese es el sacrificio.
En los últimos años, la Copa Libertadores se ha vuelto un páramo para la “U”. Fácil de hallar como cualquier desierto, Universitario de Deportes ha logrado clasificar a la copa muchas veces. Avanzar en ella ha sido otra historia.
Conjuntos más malos que mediocres le impidieron siquiera hallar el pozo de agua necesario para sobrevivir en la arena. La “U” quedaba así fuera fácilmente.
Los dos últimos años han sido distintos en ello. El equipo crema ha llegado hasta los pozos de agua, pero le ha faltado la valentía de llenar el vaso. La última responsabilidad del viaje. La responsabilidad por tomar en sus manos su propio destino. El inmolarse un poco por ese vaso que se ha de tomar. El no saber si tiene veneno o no, pero aún así continuar, es el pequeño sacrificio que le falta a la “U”; ese pequeño morir para terminar vivo en tierras extranjeras.

El modo de ver fútbol de Reynoso es fanático en su concepción. Extremista por decirlo de otra forma. Tan extremista que busca en el centro su única y verdadera arma. Esa, es en sí una contradicción. Los extremos queriendo ser y siendo centro.
El sistema de juego o como lo ha entendido el equipo, se basa en quitar el balón rápido y jugar hacia los lados para que de allí se lance el balón al área enemiga. Universitario (2010) centra y centra la hoja de su historia, pero no escribe mucho en ella.
La “U” pareciera tener una única velocidad para todo el trayecto. Cuando algo falla, lo intenta suplir con más empuje y esfuerzo. Es entonces que se bajan todos del auto y empujan el carro hacia adelante. A veces resulta ello. En distancias cortas y cuando no se deja mucho tiempo el asiento de conductor vacío resulta ello. Ayer no resultó, porque ayer no hubieron distancias cortas. Se atacó al Blooming desde el primer hasta el último minuto. Y en todo ese tiempo el mismo conductor tuvo que bajar del carro para poder llegar a su destino. No se llegó y lo que se generó hacia el final fue una total confusión en el campo de juego. Centros que parecían regalos dados a los defensores bolivianos. Fito abría su piñata mexicana y dejaba caer sobre la cabeza de los defensas enemigos puro juguete inofensivo. Los convertía en niños felices. París era una fiesta ayer, pero sólo para algunos.

El equipo de la “U” ha hecho lo más difícil hasta hoy, pero parece no haberse dado cuenta de ello. Ha vencido al cáncer, pero un resfriado lo podría matar si lo llega a encontrar con miedo. Blooming fue un catarro en el largo camino de la recuperación que ha tenido este equipo desde que lo tomó Reynoso. La eficiencia lograda unida al esfuerzo y empuje no pueden ser desperdiciados cuando se está en el umbral de algo bueno.
Universitario de Deportes ha llegado hasta los pozos de agua por segunda vez con Reynoso, ahora lo que necesita es la última cuota de responsabilidad. El tomar el vaso y llenarlo con agua para beberlo. No importa si encuentra amargo el líquido. O si cree vanamente que se esconde el veneno entre sus ondas. No importa.
La “U” debe morir en su ley siempre. Y su ley le exige morir sin miedo, morir con la garra puesta. Y esa garra no ha impedido nunca, que se pueda variar un poco el juego cuando las circunstancias lo ameritan. Corregir el juego es lo más fácil que se requiere del equipo. Con el balón en nuestro poder, se debe hallar la forma diferente de introducirlo en el arco rival. La táctica de los centros ha demostrado ser insuficiente.

La última cuota de responsabilidad queda para Buenos Aires. Se ha llegado hasta los pozos en tierra extranjera. Hemos llegado hasta allá, cruzando un desierto. Lo que falta es poco, pero no menos importante por ser más fácil. Atacar el agua o morir en el intento. El equipo de la “U” debe llenar el vaso hasta rebalsar el líquido vertido en él, para que no queden dudas. Ni a nosotros, ni a ellos mismos.


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La luz: Casi, casi como la locura (lunes 5 de abril de 2010)

La luz lo exagera todo. Entrega tamaño y magnitud a quienquiera y a quien no quiera. Le da volumen al cuerpo, y sombra también.
Cualquier luz aumenta al nacido en ella, al alumbrado en ella; ya sea la luz del sol o la luz en el poste; incluso esa luz de linterna que refunfuñando se usa en un apagón, puede enriquecer la escena que sería común en otra circunstancia.
Este sábado, las torres de luz en el estadio de Matute no hicieron nada de ello. Más bien escondieron a los equipos, opacándolos y apagándolos de a pocos.
Universitario de Deportes intentó más, en igualdad de condiciones y en superioridad de ellas. Pero no obtuvo el canje que esperaba y necesitaba. La “U” mejor que su rival siempre, aunque falto de concreción. Dos ceros en el marcador, el cero de los cremas que queda en costra y el otro en herida. El equipo merengue mejora, pero aún le restan unas cuantas semanas para volver con la piel sana a la cancha.

La luz lo descubre todo. Lo suma todo a su cuenta. Muertes y vidas se levantan cuando el calor remueve de la tierra lo acumulado en horas y días pasados. Los restos de hombres y animales dan forma a los alrededores de Matute. Si todo esto no le da nombre al estadio, siquiera le da la chapa.
Basura y escombro antes de la guerra. Una cola zigzaguea los residuos que cubren pistas y veredas por igual. El distrito de La Victoria muestra su lado más descuidado en Matute; como si este lado de la comuna ya no pudiera más y la misma victoria se diera por vencida antes de morir.
La única fila siendo revisada, y sobretodo registrada por la benemérita. Revisión de antecedentes y filmación de los asistentes. Al jefe de la policía lo filman y ahora el ordena la filmación de todos. Sonrían para la cámara. No hay vergüenza en nuestras caras. La sutil diferencia entre el ser grabado siendo infiel, y el ser registrado en cinta yendo a ver a nuestro amor. Sonreímos.

Otra luz lo hace funcionar todo. Hasta las personas que con sus parlantes esperan apretar nuestros botones de lejos, a control remoto. La guerra psicológica no funciona para tratar la locura. No se obtienen buenos resultados con ella. Se pierden recursos y esfuerzo ubicando unos parlantes en contra de Norte. Y la gente de la popular crema está en mejor forma al comenzar el partido y continúa así a pesar del gol anulado y el penal no cobrado.
Sobre Rainer y el Toño descansa el peso de la máquina, como si el motor estuviera en el medio, y no atrás, ni adelante. Ellos dejan fluir el agua, pero no la dejan retornar. Son los que se sacrifican y terminan por sacrificar a los contrarios ante sus Dioses para que llueva en el campo desierto del fútbol nacional. Y cuando no hay trabajo en la campaña van a la frontera como el servicio de migraciones que impide la llegada del extranjero y la salida de la pelota del campo de juego sin ser bien jugada.
Ayer estuve en Matute y como pueden leer ahora, la guerra psicológica no funciona para tratar la locura. Uno no se echa para atrás para contarlo y cantarlo todo. Para contar la locura por la “U”.

La luz ensombrece todo lo que no alumbra. Lo que queda fuera del margen, queda estacionado en sombras. Acaba el partido y la salida del estadio transcurre por calles hechas jirones y escombros. Una masa enorme de personas fluye del cuerpo como una vena que se abrió y ya no parará de sangrar. La “U” entrega con esta gente que le acompaña, una vida que podría aliviar a la ciudad gris. Una ciudad que ya no necesitará resucitar un domingo, porque no ha de morir. La sangre caliente de esta hinchada que fluye por todas sus venas, la ha salvado hoy y la salvará este martes.


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La Frontera (18 de Agosto 2008)

No hay frontera a las seis en un invierno. Alguien se olvidó de dibujarla, de palparla por si acaso. Alguien se olvidó de separar su gran mercado de voces. No hay frontera a las seis en invierno. Ni siquiera en Tacna señor. Ni siquiera en Tacna. Esta hora le pertenece tanto a la tarde como a la noche. Esta hora le pertenece tanto a la “U” como al Bolognesi. ¿O serán Bolognesi y la “U”?

Ambos equipos se confunden como las seis en un invierno; tratando de avasallar con empuje y violencia a su rival y a sus propios fantasmas.
Allí están los cremas tan necesitados de usar sus armas, de encontrar siquiera una frontera real o imaginaria, de marcar un límite, de sentir que este equipo tuvo un antes y un después y que el después lo puede encontrar en Tacna.
Pero el primer tiempo es confuso, muy confuso, como una batalla a oscuras o en medio de la camanchaca; y aquel primer tiempo termina sin saber unirse al esfuerzo personal, el juego en conjunto; sin saberse distinguir a los viejos compañeros en los uniformes de siempre.

La lluvia de Lima en cambio parece tan matemática, tan ceñida a su línea sin exageraciones, tan prudente, que muchos no dudan en llamarla llovizna.
Bueno pues, sólo hay que introducirnos en esa llovizna limeña para saber que ocurriría en el camarín crema del entretiempo. El libreto matemático mantenido aún en circunstancias extraordinarias. El clavo chueco que no se saca, sino que se martilla cuidadosamente confiando en enderezarlo con cada nuevo golpe. Ese es el pensamiento de Gareca en la cancha. El apostar a la misma carta siempre, aunque otras cartas sean las más altas.
Nada debe tomarse como una sorpresa y nada debe permitir el abuso de la circunstancia. El pensamiento de Gareca es como la lluvia de Lima; o mejor dicho, como la llovizna de Lima. Siempre ceñido a su línea. Donde ningún cambio es violento. Donde la lluvia no cae, sino se posa.

El segundo tiempo del Basadre encuentra a un equipo crema más decidido. A un equipo crema saliendo del nido hacia el mundo. Saliendo con mil piezas de rompecabezas entre las manos pequeñas. Siempre fallando en unir sus bordes. Pero intentando, siempre intentando. Donny es el que se agencia de más piezas y es el que arruina más posibilidades. Piezas en el tacho, piezas en la mesa, “piezasunidas” a la fuerza. La “U” hasta aquí es 100% esfuerzo y 100% error.

Gareca: sin preocupaciones; o divide aquellas en tres. Por ejemplo, en los tres cambios que planea para hoy. En los tres cambios que planea siempre. Hasta la preocupación es una variable que no debe salirse de la línea, que no puede sortear la planificación cuidadosa en el pensamiento del tigre.
Ramírez es uno de los que entra y acierta en unir dos piezas del gran juego. Sólo dos. La pelota y la red.
La “U” merece el triunfo por haber intentado mil combinaciones y haber acertado sólo en dos. La “U” merece el triunfo por la actitud asumida en el segundo tiempo: cualquier cancha, es nuestra cancha.
No hay frontera en el segundo tiempo, no porque sea algo confuso, no porque haya oscuridad en el planteamiento. No, no hay frontera en Tacna, porque toda la cancha le pertenece ya a la “U”. Araujo y Galván se turnan para empujar; hasta Fernández es rápido a la hora de sacar. La “U” se hace dueño de las acciones y Bolognesi se resigna en hacer tiempo.
La “U” gana porque se decidió a cruzar la frontera, porque decidió que Tacna en invierno y a partir de las 6 también le pertenece.


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Los últimos minutos (17 de Agosto 2008)

La noche será oscura hasta abrir los ojos o cerrarlos. No importa el telón a descubrir o a mantener. La cuestión importante es que atrás de ese telón exista un equipo que crea en sí.

La noche será oscura hasta que la luna aparezca con su tristeza, porque que duda cabe es una luna triste. Pero sin embargo aquella luna se ha levantado para brillar también. Ella ha surgido de esta noche para vencer. Esperamos que el equipo de la “U” surja también triunfante tras la oscura derrota de ayer.

El siguiente relato es sobre una hinchada que tomó la calle y que tuvo el último gesto importante de la noche:

Siempre han querido vernos dispersos, diluidos. De espaldas y alejándonos de ellos. Nunca lo han logrado. Siempre han tomado como un desafío que los veamos de frente, que los veamos como los enemigos.

Son las 8 pm a la salida de tribuna norte y tanta gente no ha venido hasta aquí a darle la espalda a nadie. Ni al amigo, ni al enemigo. Pero aún los de verde insisten con su desafío. Insisten con su barrera de caballos y mulas.

Son las 8 pm. La policía está al frente y la luna en lo alto. Que Dios permita que sea así, que sea siempre así. Con las posiciones de todos bien claras. Con los opuestos bien digeridos. Somos distintos, siempre lo hemos sido. Aún en esta derrota que no nos diluye, que no nos dispersa.

- Váyanse de aquí carajo, no hay paso a Javier Prado - grita el encargado del operativo.

Pero una barrera no diluye a una nación, la concentra. Pero una orden de policía no calla a un pueblo, lo enardece. Y la respuesta de la gente es cantada por los más viejos, por los que más conocen, por aquellos que más saben lo que significa “el nunca te dejaremos”. Y la voz de un pueblo, de este pueblo, es ronca, como saboreando el trago amargo que nos da la noche, como degustando la amargura hasta la última gota para que cuando vuelvan los sorbos dulces no nos puedan ya engañar, no nos puedan ya emborrachar.

Son las 8 pm y la hinchada no se amilana ante el largo camino que le espera. Aunque parada ante esta barrera verde, está también lista a continuar; como aquel equipo que salió campeón del apertura. A pie se llegó hasta allí y a pie se ha de volver hasta donde deba de volverse, para empezar de nuevo. Es hora de bajarse de los caballos, para andar. Es hora de reaccionar, para seguir luchando. Ayer a las 8 pm había una multitud en las afueras de la tribuna norte. Ayer nadie soñaba, pero ayer nadie tenía sueño tampoco. Era de noche, pero la gente cantaba y cantaba para decir que nunca se irían. Se la cantaban al amigo, se la cantaban al enemigo. Porque esta hinchada es así. Porque esta hinchada nunca da la espalda, nunca se la da a nadie.

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