No vamos a descubrirlo a Del Solar como el peor. Porque no lo es y porque para ser aquel peor, se necesita contar también con algo de épica para ir hacia atrás.
No lo acercaremos en demasía al cero, porque aún puntúa. Paga mal, pero paga al menos. Paga para seguir debiendo. Y paga para al final no campeonar.
No lo vamos a descubrir como el peor de los técnicos tampoco. Colón pasaría de largo y Núñez de Balboa no lo pisaría siquiera. Asimismo no lo sindicaríamos como el peor, porque por lo menos intenta ser más ofensivo. No lo logra, ni de lejos, ni con lupa. Pero allí está intentando. Como un burro necio que se soltó y quiere trabajar el doble y al revés. El doble y mal. Pero el doble.
Va de fracaso en fracaso. A veces mal y a veces peor que mal. Otras tragedias se las sabe escribir bajo su propio influjo (que cree ingenio), y otras tantas también, se las dictan mordidas, desde afuera.
Del Solar es producto de las circunstancias. Es una creación casi heroica, pero no es un héroe. Es una creación casi heroica por el tamaño de esfuerzo echado a perder en aquel. No da la talla. Ni aunque se le estire el terno o se le reduzca el sueldo (que seguro no le pagan). No da la medida. Aunque se empine o se arrodille.
Son tres las dimensiones que se necesitan en este caso y el técnico de la “U” resulta solo siendo un plano. Un mal plano. Un encefalograma plano.
Es que ya no reacciona. Pareciera creer o quisiera hacer parecer que solo es necesario formar un equipo en el campo. Solo eso. Porque una vez que empieza el partido, el técnico de la “U” carece de la inspiración o reacción. Incluso de los reflejos más primarios que se les pide a los seres vivos. Claro, lo vemos actuar, saltar y muchas veces hacerse expulsar, pero todo aquello tiene el sabor del bocado vacío.
Los invito entonces a que abran la boca y le den una mordida (pequeña o grande) al aire que tienen frente suyo. ¿Lo probaron?, ¿lo degustaron? Pues así sabe el pensamiento de Del Solar. A ese regusto. A esa nada.
El partido de hoy es una bandera en manos de los jugadores. De ellos depende más que nunca, el todo. Cada jugador se cree importante (hasta allí bien) y más importante de lo que debiera. Avanzan con su propio pendón en contra del rival y a costa de sus propios compañeros. Todos los esfuerzos (muchos esfuerzos) se gastan en forjar los contragolpes del contrario y a veces también los ataques secos contra la portería de la “U”.
El juego en conjunto se esfuma no en un esfuerzo calculado, sino en un acto de desesperación. No existe mayor egoísmo, lo que existe es un querer hacer el bien de todos con el propio sacrificio, con la propia impotencia.
Universitario de Deportes no tiene voces que puedan dar indicaciones desde fuera, lo que posee es ruido fisiológico. Aquel ruido que desencadena en sordera.
La “U” tiene individualidades introducidas en una bolsa y tiradas luego en una manta. El azar; los cinco dados convertidos en once, el juego del cacho. El equipo crema es un gran desorden. Casi igual a la situación del Club (mucho menos para ser sinceros).
La táctica del nudo. El nudo marinero, el nudo de la abuelita o el nudo que nos espera en la horca, hacia allí vamos con los dirigentes y el técnico que tenemos.
No echo la culpa al técnico de lo que sucede afuera, porque no tiene culpa alguna. Pero sí le echo en cara, todos los errores, deslices y yerros que vengan de adentro del campo. Porque es domingo, porque acabamos de jugar contra la San Martín y sobre todo, porque Del Solar es responsable. Nadie le apunta un arma para que se quede en el banco del técnico. Nadie.
No es imprescindible ni necesario, no se le va extrañar cuando se vaya.
Ahora viene un partido de local, un encuentro difícil, casi imposible en términos de rendimiento para el técnico. Pero igual ganaremos. Porque somos la “U” y porque el triunfo lo queremos más que nadie en el mundo. Simplemente por eso…y sobre todo por eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario