Hay rumores y secretos. Murmullos que se convierten en gritos. También hay cosas que se saben, que se dan por hechas todavía.
En el estadio existía el rumor de que los tres puntos contra Unión Comercio se recuperarían; el secreto de que el futuro de Ruidíaz se iría a definir en la semana; los murmullos de que tal vez Morel se esté empilando; los gritos para decirles a los que están más arriba, que allí vamos, que nos esperen, que con nosotros nunca nada está dicho.
Y existen las cosas que se saben, que se dan por hechas todavía. Nunca nadie dudó de que lo voltearíamos. Que lo haríamos de a pocos, tal vez en el segundo tiempo y posiblemente con algo de separación entre los goles. Pero que finalmente lo lograríamos.
El entrenador de la “U”, volvía al esquema ofensivo (con algunas variaciones) que a veces le da resultado y otras tantas veces, lo convierte con justa razón en el blanco de las críticas.
Nadie duda de su intención por ganar los partidos y de lo generoso de su propuesta en la segunda rueda. Lástima de que la soberbia lo haya cegado durante la primera parte del año para hacer los cambios necesarios.
El problema hasta el momento es su incapacidad para darle una lectura adecuada a los partidos. Pone buenas formaciones en el campo, pero le es casi imposible armar sobre la marcha, la respuesta a la propuesta contraria.
Ayer hubo una mejoría en cuanto a ello. Un acierto en poner a García en lugar de Morel, cuando aquel ya había dado todo lo que tenía por dar.
Los goles de Ruidíaz y de Fano llegaron en el segundo tiempo, cuando estábamos volcados en campo contrario. Cuando lo arriesgábamos todo porque ya no quedaba nada por regalar en el campeonato. Golpeando y contragolpeando, así llegaron ambos tantos. Siempre atacando.
No se pudo ganar por un marcador más amplio por el rival que teníamos al frente, que a pesar de ser un equipo de mitad de tabla, luce con mayor consistencia que el común de los equipos peruanos.
Y no pudimos hacerlo también, porque no existen los circuitos entre los jugadores creativos, la comunicación necesaria entre mediocampo y ataque. Esa es entera responsabilidad del entrenador, que intenta hoy lidiar con sus errores del pasado.
Lo que importa ahora es sumar sobre lo ya ganado. Conseguir los resultados jugando ofensivamente, porque tenemos que ir a buscar los partidos. No queda otra. Tenemos el mejor equipo del campeonato. Conseguir el mismo, sería solo construir sobre la lógica. No pidamos menos entonces. A pesar de los pésimos dirigentes y del mismo entrenador. No pidamos menos.
¿Nos alcanzará el esfuerzo final?...tal vez. Pero hay cosas que se saben desde ya. Por ejemplo se sabe que a los de arriba los vamos a asustar, que los haremos sudar y descomponerse, que los enfermaremos del estómago.
¡Cuánto van a sufrir!, según pasen las semanas y nos vean cada vez más cerca; ya casi allí. Van a voltear enfermos y dirán de la boca para fuera, que quieren una final con nosotros. Muy íntimamente querrán morirse, no podrán dormir, y si de “cazuela” logran hacerlo, sufrirán entonces de pesadillas.
Porque si nos vemos las caras en la final, ya saben como es, ellos lo saben y nosotros también lo sabemos. Esperemos que nos alcance entonces. Que nos alcancen los once triunfos que nos quedan por delante. Once triunfos, nada menos. Porque somos la “U” y exigimos ser la “U” siempre.
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