lunes, 14 de mayo de 2012

El paso al costado

A algunos se les pide mantenerse, no cejar nunca. Y a otros se les pide la renuncia. A algunos se les pide resistir como la roca que enfrenta al océano en borrasca y a otros se les pide dar el paso al costado sin ninguna demora. Ambas acciones tan distintas en un principio, buscan preservar un bien más grande y preciado. Buscan sacrificar el momento para ganar finalmente el todo. 
Ambos actos cuando son originados por razones correctas son igual de valiosos e importantes. Los años dan la verdadera medida y valía del ser que quiso y renunció queriendo. Con aquel otro al que se le exige quedarse y consumirse con lo que queda de su existencia. 

 ¿Quiénes han renunciado? Han abdicado Reyes, Emperadores y Papas. Renuncian aquellos hombres cuya grandeza probada, no puede ser más grande que las sombras y dudas que los cubren. 
Renuncia Sila cuando gozaba de su mayor grandeza, aquejado tal vez por los primeros síntomas de su enfermedad. 
Se retira San Martín luego de la Conferencia de Guayaquil y abdica Carlos V en favor tanto de su hijo, como de su hermano. Napoleón Bonaparte, en circunstancias distintas, realiza el acto dos veces, tal vez intentando preservar parte de su herencia. Más pronto alguno y más tarde que en seguida otros, lo que los une por igual es la renuncia. 
Renuncia Guardiola cuando su legado clamaba por lo contrario y casi todos (por no decir todos) pedían que se quedara. 
Se va Bielsa de Chile no por relaciones tirantes con los jugadores o víctima de un fracaso, sino por las diferencias insalvables que se avecinan ante la nueva dirigencia electa. 
Dimite Michels del Barcelona las dos veces que ocupa el cargo, nunca aferrándose al amor de una dirigencia que en el amor se sabe tan cambiante. 
Todos ellos grandes como son, dan un paso al costado, no por cobardía, sino por grandeza. Todos ellos renuncian siguiendo el dictado subrayado de su conciencia. ¿Se repetirá eso en Ate? 

Nos hemos salteado una estación. Pues los días de Mayo son verano y sus noches comienzan a ser invierno. Y comienzan a ser invierno también, porque los resultados no llegan. Ni siquiera se sustentan en algo que sea siquiera mejora o siquiera trabajo. 
Mientras nosotros contamos con un entrenador con más de un año y medio en el cargo, al frente de nosotros existe un cuadro que presenta esta noche, nuevo técnico. Las diferencias de aquel contraste, se van notando de a pocos, a lo largo de la noche. Pero esas diferencias no nos permiten irnos triunfadores, sino todo lo contrario. 
Nosotros somos el cuadro que no parece entender el discurso del técnico, y somos nosotros el equipo que se desordena después de los primeros veinte minutos, también somos nosotros quienes recién parecemos conocer a nuestro nuevo entrenador o tal vez recién desconocemos al viejo técnico. 
En conclusión, nosotros somos el cuadro que debuta en primera con nueva guía. ¿No es así acaso? Pues eso es lo que parece. Y eso es a lo que jugamos. 

El equipo de la “U” comienza el partido con los bríos del local y es en una jugada mezcla de técnica y de suerte, la que nos pone adelante. 
Luego ocurre lo que siempre viene sucediendo en el campeonato; ya sea reacción natural producto de la inexperiencia u orden del banco, Universitario empieza a retroceder y a ceder la iniciativa al contrario. Una y otra vez, llegan los ataques del rival, hasta que uno solo de esos avances logra el empate en el marcador. 
Y es entonces, luego de este empate, que el equipo de la “U” vuelve a la carga y vuelve a mostrarse muy dominador de su contrario. ¿Qué es esto entonces? ¿Dónde se fue la inexperiencia? ¿No podemos defender un triunfo, pero si podemos ir a la carga para romper el empate? ¿A los jugadores de la “U” se les ocurre esto? ¿O todo ello viene del técnico? 

Son demasiadas las preguntas cuando son muchos los cuestionamientos. Pero hay algo muy real, el partido aunque termina igual en la primera mitad, se termina de perder allí. Nunca más, durante el resto del partido tenemos una iniciativa clara y que nos permita ponernos delante en el marcador. 
El contrario en la segunda mitad nos espera en su cancha y desde el inicio de aquella nos muestra lo que va a hacer. Pero, ¿hay reacción de nuestra banca ante la evidencia? No, uno y otro contragolpe tocan a nuestra puerta y el técnico no hace nada. Se ve venir desde lejos lo que finalmente llega y nuestro entrenador derrumbado, mucho antes que el equipo, no hace nada de significancia más que seguir tumbado. Y llega el tercero de contragolpe. Y es como si nada, en nuestro lado. 

 Entre los jugadores se canta menos y menos a la salida de los vestuarios y se ven más y más los reproches entre uno y otro en el campo. La alegría de debutar en Universitario de Deportes se ha perdido, y la garra ya no se usa como antes. Alguien se olvidó de romper el vidrio y utilizarla siquiera en caso de emergencia. Y es que olvidan muchas lecciones y enseñanzas aprendidas en el vestuario, pero no solo en el actual vestuario, sino en los de anteriores décadas. Alguien se olvida por ejemplo, de lo que fue como jugador. 
Al Del Solar entrenador le daría lo mismo tener un Chemo jugador en su equipo. Tal vez de lo nublado que está, ni lo tomaría en cuenta. Y lo más importante de todo, el Chemo jugador no se quedaría callado ante el remedo de técnico que es el Del Solar entrenador. Por eso y a pesar de todo lo que ha ocurrido, le pedimos al primero y no al segundo, que dé la cara luego de los partidos. Y al menos sea él, el que se ponga el equipo al hombro. Alguien alguna vez preguntó la diferencia entre un Chemo jugador y un Del Solar técnico. Y la respuesta fue el silencio. Porque era tan obvia la respuesta que no necesitaba ser contestada. Porque era tan grande aquella diferencia, como acostarse un día siendo “Chemo” y levantarte siendo Del Solar. 

 Tal vez la redención que necesitaba Del Solar nunca tuvo que ver con salir campeón, sino con la de renunciar con decoro. Sino el de renunciar por honor. Porque cuando se quiere a algo como se quiere a la “U”, importa poco el interés personal. 
Del Solar tiene una segunda oportunidad para demostrar su amor y esta vez no fallar en hacerlo. Tenemos seguridad que Chemo jugador no dudaría en dar un paso al costado, pero dudamos que Del Solar técnico actúe de la misma forma y consecuencia. 
Universitario de Deportes, necesita a su gente entonces, porque lo que se viene y lo que resta, va a ser la mayor prueba como hinchada desde nuestros inicios. A pesar de que el técnico no se decante por su necesaria renuncia, no abandonemos nosotros nunca. A pesar de que el técnico se decida por ser cada vez más Del Solar y cada vez menos Chemo, no dejemos nunca nosotros de ser menos hinchas. 
La “U” no necesita que la engañen o traicionen, sino que la amen a tiempo completo. La “U” necesita nuestro amor, darle menos sería engañarla y finalmente engañarnos.
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