miércoles, 29 de diciembre de 2010

Raid (Aéreo) (domingo 18 de abril de 2010)

Las palabras son como átomos en movimiento. Átomos que no esperan por nosotros en el camino, sino que ya buscan partir mucho antes. Aquellos no se conforman con el único significado que les damos y aprovechan un descuido para avanzar por su cuenta. Así avanzan y continúan en sendas que los separan de su propio principio. De a pocos. Un kilómetro por año. Pero un kilómetro en territorio nuevo.
Un raid es una incursión rápida en tierra y un vuelo largo en el aire. Dos significados distintos. Así se construye la palabra. Dejando los fierros salidos en el techo para un siguiente piso en un siguiente tiempo. No importa si una familia diferente se muda al piso de arriba. La palabra deja de ser una casa casi desde el principio y pasa a ser un bloque de departamentos.

El viaje de Universitario de Deportes a Buenos Aires fue un raid. Fue aquella palabra y sus dos significados. En avión fletado y semi-clandestino se intentaba aterrizar en la capital argentina sin llamar la atención. Los paracaidistas dentro, no saltarían sino aterrizarían con la aeronave. Ese era el plan de la dirigencia. Un raid como incursión rápida en tierra. Desde Ezeiza hasta el barrio de Lanús. Un veni, vidi, vici en noventa minutos.
Julio César debía estar muriéndose de vergüenza ajena por segunda vez. Debía estar muriendo en Lima por tanto bruto en la dirigencia. Bruto ya no como nombre, sino como significado.
La “incursión rápida” se transforma en el marasmo de la espera de cinco horas. En Lima se pierde valioso tiempo. Y cuando el avión parte finalmente, el raid hacia Buenos Aires ha terminado por convertirse en un largo raid aéreo. Un cambio en el significado de la palabra en pleno vuelo. Aún queda una parada por hacer en Salta para recarga de combustible.
Un vuelo por etapas, como antaño. La dirigencia de la “U” y su inoperancia nos han retrocedido sesenta años en el tiempo.
Cuando por fin se toca suelo en Buenos Aires, la noche se ha hecho presente por casualidad. Sólo por casualidad.
El dirigente es el primer obstáculo que se necesita sortear. El miércoles acaba con más oscuridad que noche para la “U”.

El partido del jueves es el típico de copa. Dos equipos que necesitan los puntos y que lucharan por cada palmo de terreno. El primer tiempo es de dominio universitario. Tácticamente, el equipo crema luce muy atento y bien colocado en sus puestos.
La “U”, bien aceitada en su engranaje, bloquea cualquier intento de peligro contra su valla. El mediocampo fluye como una burocracia modelo en el cuadro Merengue. De un lado para otro, Gonzáles y Torres terminan con las dudas de los argentinos. Les resuelven la jugada y entregan a su vez la pelota a sus compañeros. Los enemigos siguen avanzando para caer en la eficiencia de la primera línea del mediocampo crema. Con una dedicación que se convierte en fanatismo vencen al contrario y limpian todo resto de peligro para la institución. Ambos son empleados que trabajan como obreros. Ambos son la burocracia perfecta de la “U”.
Lamentablemente, lo bueno en defensa no tiene un paralelo en los puestos de adelante. Alva, Labarthe, Espinoza y Carmona arruinan chances con suma facilidad. Casi antes del primer toque. Universitario de Deportes se va al entretiempo con muchos ceros en el marcador.

El segundo tiempo no eleva la calidad del juego, pero si hace el desempeño de los equipos más arriesgado. Las marcas no se sostienen y el encuentro pasa de primera a segunda en un instante. Reynoso, consciente de ello, apuesta a la entrada de Ruidíaz faltando treinta minutos.
La “U” quiere ganar el partido tanto como Lanús, sólo que no imita la desesperación de los argentinos.
La “pulga” crea sus propias situaciones hasta ponerse frente al arco del contrario y fallar. Los Merengues no se resignan aún y vuelven al ataque en la siguiente jugada, mas la claridad no acompaña al resto de los hombres en la delantera. Esta noche el equipo crema no tiene solistas, sólo actuaciones muy dispares que engrandecen al mediano y desaparecen al resto.
El final y la reacción destemplada del eliminado, son un intento por lavarse la cara ante su público. No lo logran. Los patoteros terminan retrocediendo ante los mancheros.
Universitario de Deportes espera la noticia de la clasificación a la antigua. Sentados y esperando en la puerta de la casa esa carta que viene recién la siguiente semana. Que viene tal como la “U” fue a Argentina. En avión, pero en etapas. En un raid aéreo desde otros puntos de Sudamérica.


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