miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los pozos de agua (jueves 8 de abril de 2010)

Todos los hombres que han cruzado el desierto necesitaron de agua para lograrlo. Y al necesitar de ella y buscarla, requirieron también de dar un tributo para poder hallarla. Aquel pago se hizo siempre de la misma forma. Se hizo con sudor. Agua por agua. El peso de lo que buscas es medido con lo que hayas dejado regado en el camino. Ese es el sacrificio.
En los últimos años, la Copa Libertadores se ha vuelto un páramo para la “U”. Fácil de hallar como cualquier desierto, Universitario de Deportes ha logrado clasificar a la copa muchas veces. Avanzar en ella ha sido otra historia.
Conjuntos más malos que mediocres le impidieron siquiera hallar el pozo de agua necesario para sobrevivir en la arena. La “U” quedaba así fuera fácilmente.
Los dos últimos años han sido distintos en ello. El equipo crema ha llegado hasta los pozos de agua, pero le ha faltado la valentía de llenar el vaso. La última responsabilidad del viaje. La responsabilidad por tomar en sus manos su propio destino. El inmolarse un poco por ese vaso que se ha de tomar. El no saber si tiene veneno o no, pero aún así continuar, es el pequeño sacrificio que le falta a la “U”; ese pequeño morir para terminar vivo en tierras extranjeras.

El modo de ver fútbol de Reynoso es fanático en su concepción. Extremista por decirlo de otra forma. Tan extremista que busca en el centro su única y verdadera arma. Esa, es en sí una contradicción. Los extremos queriendo ser y siendo centro.
El sistema de juego o como lo ha entendido el equipo, se basa en quitar el balón rápido y jugar hacia los lados para que de allí se lance el balón al área enemiga. Universitario (2010) centra y centra la hoja de su historia, pero no escribe mucho en ella.
La “U” pareciera tener una única velocidad para todo el trayecto. Cuando algo falla, lo intenta suplir con más empuje y esfuerzo. Es entonces que se bajan todos del auto y empujan el carro hacia adelante. A veces resulta ello. En distancias cortas y cuando no se deja mucho tiempo el asiento de conductor vacío resulta ello. Ayer no resultó, porque ayer no hubieron distancias cortas. Se atacó al Blooming desde el primer hasta el último minuto. Y en todo ese tiempo el mismo conductor tuvo que bajar del carro para poder llegar a su destino. No se llegó y lo que se generó hacia el final fue una total confusión en el campo de juego. Centros que parecían regalos dados a los defensores bolivianos. Fito abría su piñata mexicana y dejaba caer sobre la cabeza de los defensas enemigos puro juguete inofensivo. Los convertía en niños felices. París era una fiesta ayer, pero sólo para algunos.

El equipo de la “U” ha hecho lo más difícil hasta hoy, pero parece no haberse dado cuenta de ello. Ha vencido al cáncer, pero un resfriado lo podría matar si lo llega a encontrar con miedo. Blooming fue un catarro en el largo camino de la recuperación que ha tenido este equipo desde que lo tomó Reynoso. La eficiencia lograda unida al esfuerzo y empuje no pueden ser desperdiciados cuando se está en el umbral de algo bueno.
Universitario de Deportes ha llegado hasta los pozos de agua por segunda vez con Reynoso, ahora lo que necesita es la última cuota de responsabilidad. El tomar el vaso y llenarlo con agua para beberlo. No importa si encuentra amargo el líquido. O si cree vanamente que se esconde el veneno entre sus ondas. No importa.
La “U” debe morir en su ley siempre. Y su ley le exige morir sin miedo, morir con la garra puesta. Y esa garra no ha impedido nunca, que se pueda variar un poco el juego cuando las circunstancias lo ameritan. Corregir el juego es lo más fácil que se requiere del equipo. Con el balón en nuestro poder, se debe hallar la forma diferente de introducirlo en el arco rival. La táctica de los centros ha demostrado ser insuficiente.

La última cuota de responsabilidad queda para Buenos Aires. Se ha llegado hasta los pozos en tierra extranjera. Hemos llegado hasta allá, cruzando un desierto. Lo que falta es poco, pero no menos importante por ser más fácil. Atacar el agua o morir en el intento. El equipo de la “U” debe llenar el vaso hasta rebalsar el líquido vertido en él, para que no queden dudas. Ni a nosotros, ni a ellos mismos.


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