miércoles, 29 de diciembre de 2010

Copa Libertadores: Octavos (I) (miércoles 5 de mayo de 2010)

Si cada grada llena del Monumental fuera una oración que se le ocurre de la nada al escritor, el escritor estaría salvado. Estaría con vida al menos. Estaría bajándose de la hoja listo para agradecer y acompañar a toda esa gente que quiso estar apretada para significar algo y mucho. Ese algo y mucho que siempre suenan mejor que lo que se cuenta. Porque se pueden decir muchas cosas y muchas palabras, pero ante cuarenta mil personas uno debe guardar silencio primero y escuchar después. Ese es el respeto. Así nos enseñaron de pequeños. Así caminamos hasta aquí para volver a aprender.
Las manecillas del reloj se detuvieron, sólo así podrían haber llegado tantos. Sólo así el tráfico de Lima habría sido difícil, pero no imposible de sortear.
Mientras los hinchas de la “U” corrían para llegar, los brazos del reloj se cruzaban y no hacían nada más que admirar el esfuerzo de aquellos. Nada más y nada menos.

Cinco y medio de la tarde es siempre una buena hora para declararse la guerra. Universitario de Deportes y su rival lo sabían. Lo sabían cuando con dientes apretados desplegaban sus mejores acciones en el mediocampo.
Rainer Torres y Toñito Gonzáles se multiplicaban cual hormigas para quitar el balón al contrario y repartir juego. Como hormigas se introducían entre las rendijas de la máquina brasilera y la hacían parar y replantearse. Una vez, cien veces. Todas las veces que esos dos quisieran. La “U” quitó y retuvo la pelota en su poder para descargarla a los costados.
Hasta aquí se tenía un punto en el examen y sólo uno, porque de allí en más, el territorio de adelante se volvía imposible de ser conquistado sólo con centros.
Píriz Alves, encargado de estorbar la salida de los backs y no de ser estorbado en su llegada al arco rival. El papel invertido. Píriz no sueña, ni ambiciona como lo hacen los delanteros. Sólo se queda dormido.
La “U” defiende bien pero ataca como puede. Ese gran problema pareciera que se intentara resolver en el camino. Se intentara resolver yendo al frente y chocando con todo. São Paulo no se esforzó en demasía para entender a Píriz y neutralizarlo. El uruguayo en los primeros quince minutos había demostrado no tener imaginación y ser todo guión, pero guión en serio. Guión como significando una sola línea.
Con tan poco en contra, el equipo brasilero reordenó esfuerzos con el objetivo de ganar en visita. No lo logró porque a pesar de un par de errores que casi cuestan el gol, la defensa y el mediocampo (Toño y Rainer) de la “U” demostraron estar en ritmo de alta competencia.

La expulsión de Richarlyson en el minuto 63 y la entrada de Ruidíaz con Hernández pudieron rendir algo más para Universitario, pero no lo hicieron porque al equipo de Reynoso le falta imaginación o al menos una segunda forma de jugar ya preconcebida, ya anotada en un papel; si quieren, un segundo guión para ir al ataque.
La “U” empata el partido porque su defensa tiene los pies bien puestos en la tierra, sabe de sus limitaciones, pero no está dispuesta a renunciar a la lucha. Universitario de Deportes también empata el partido porque su ataque carece de imaginación para derrotar a un rival exigente. Si se quiere ganar en Brasil, se requiere mantener lo bueno en defensa y variar el juego de la delantera. Suena fácil y simple, pero no lo es.
Reynoso lo intenta desde inicio de campeonato, lo intenta inclusive desde el año pasado. Mientras tanto sólo nos queda esperar por el desenlace del martes. Esperar con los pies bien puestos en la tierra. Con los pies bien puestos en la tierra y con las piernas dobladas listas a dar el salto e imaginar algo más. Mucho más.


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