miércoles, 29 de diciembre de 2010

Dos a cero: La diferencia entre campeón y puntero (martes 13 de abril de 2010)

Desconozco el clima que existe en Buenos Aires para estas fechas. Desconozco su verano e ignoro si aquel ha sido auspicioso con sus habitantes. Aunque debo también ser sincero y decir que no me interesa mucho ello.
No me interesa si el suave viento empieza a peinar los pensamientos de sus habitantes o si existen un millón de jugadores listos para ser vendidos a Europa.
En el fútbol argentino existen un millón de representantes, dispuestos ellos mismos a ser vendidos a Europa. De eso estoy seguro. Van envueltos y en papel de regalo. Nadie los compra, claro. Pero aún rondan por allí y allá.
El taxista y el panadero te venden jugadores de cuarta. Todos tienen pronósticos favorables para sus caballos negros. Yo no ambiciono tanto cuando se trata de personas. Sólo busco el día y lugar exacto del partido. A la cancha deben llevar tapones de lluvia muchachos. Hinchas y jugadores, todos ustedes. El día 15 de Abril se pronostica una tormenta en la capital argentina. Recuerden, nada de paraguas en la cancha, solo los tapones correctos.

¿Es Buenos Aires un puerto?, ¿o es una ciudad y un puerto?...no importa, que lleven los barcos hacia otra bahía y hacia otra crónica. Pongan rumbo en ello porque la tormenta es en mar y tierra. Es partido de copa y es por la clasificación.
El pensamiento no me cojea al decir que subestiman al campeón peruano. Lo consideran eliminado antes de jugar. Imposibilitado de dar la sorpresa o de sorprender con su fútbol. Así se hace muy difícil hablar; entonces escribo lo que pienso, porque aquello se hace siempre menos complicado. Y con ello aprovecho para tomar refugio. La “U” es la calma antes de la tormenta. El cuadro que en cualquier momento se sale del marco y pinta la pared. La “U” también es tormenta muchachos, también lo es.

Contra César Vallejo, Universitario de Deportes fue el mismo cuadro medido. El mismo equipo que calmadamente te gana la iniciativa y te domina. El mismo equipo de distintos jugadores y distintos equipistas del mismo resultado.
La “U” mantuvo el cero en su arco y en el arco contrario, porque no varía la táctica del ollazo, del centro. El técnico debería comprender que esa olla no alcanza para dar de comer. No es una olla muy popular que digamos. No de comedor popular al menos.
El equipo Merengue falla al repetir el guiso una y otra vez. Los contrarios ya saben el menú. Hasta podrían esperar sentados y jugar así sentados si se les permitiera. Nada cambia.
Sólo se descubren los errores del puntero, cuando una pequeña variación en el andar del equipo crema sucede.
Galván, es el capitán y el guardián de la defensa estudiantil. El llamado a mantener la estabilidad, a ser conservador. Pero eso no le impide introducir el desvarío y la variación. Es en un pase dirigido a él donde se le traba. En un pase y no en un centro. El penal lo convierte Alves. El gol lo hace Galván.

El segundo tiempo trae a un equipo trujillano distinto. Ya no parece sentir temor ante el campeón peruano. El técnico les ha contado mentiras o verdades a su plantel, pero estás han resultado. Y el puntero lleva a las cuerdas al último campeón. Lo ataca con desorden. Y el desorden a veces basta para llegar a las puertas.
Vallejo se atreve a tocar unas cuantas veces la madera. La “U” resiste con todo lo que tiene a mano y tiene prestado. La suerte es prestada en el momento exacto. Los cambios de Miguel Torres y Ruidíaz son propios. En el momento justo y más inesperado, un rival se gana la roja al agredir a un recogebolas. Fuera del partido por estar lejos de aquel.

Por segunda vez, la “U” gracias a un pase y no centro de Hernández, genera un ataque que termina en falta y penal. Galván toma la pelota y patea la pena. 2-0. Universitario de Deportes le gana al puntero jugando igual y jugando diferente por momentos. Por pequeños momentos.
¿Cuál es el grano y cuál la paja? Determinar aquello depende del técnico. No hay nadie que conozca mejor a su equipo que Reynoso. Tal vez por eso se le pide que por un momento abra los ojos a su realidad. Los abra. No basta con jugar de memoria para ganar. En Argentina esperan al mismo equipo de siempre. Al modelo de una economía de escala. Al orden que se puede encerrar y ganar. Llevemos eso para allá. Pero también llevemos la calma antes de la tormenta. El desvarío que no esperan. El arte peruano que tanto temen. Porque la “U” será la calma muchachos, pero también es la tormenta, también la es.


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