lunes, 26 de diciembre de 2011

Conocerlo, es amarlo

Conocerlo, es amarlo*. Solo dos minutos y medio se requieren para convencerse de cosas como ésta en una canción. Phil Spector lo sabía muy bien.
Y conocer al Club es amarlo. Pero conocer a la “U” de verdad requiere más tiempo. Saber de sus aristas maravillosas que lo hacen tan diferente al resto requiere de más momentos que la simple duración de una canción. Sin demagogias tontas que nos pongan de cara al público.
Y conocer al Club es amarlo. El clásico lo define el equipo crema desde un inicio. Son ellos los que encarnan el mejor opuesto, el más lejano. Olvidémonos de una vez la tontería del blanco contra el negro. El rico contra el pobre. Porque no es así. Porque nunca fue así. Porque el equipo contrario, era y es un equipo de ricos, cuyas batallas futbolísticas son luchadas por otros.

Los estudiantes universitarios luchan contra los asalariados de los ricos en el campo. Y esos mismos estudiantes batallan contra la oligarquía dueña del rival en las afueras del campo de juego. “U” contra dos cosas distintas. Contra dos cosas que juran parecerse, pero no se parecen en nada.
El equipo de Universitario es en cambio la propia hechura de su gente. El club de los jugadores presidentes. Cinco de los presidentes del Club formaron las primeras escuadras de la institución. Cinco de ellos dejan todo en el campo porque luchan por algo que es suyo. Allí se inicia la garra.
Mientras que otros se enorgullecían de la habilidad como insignia, los jugadores de la “U” contaban con el amor propio de sus jugadores-presidentes que habían hecho la institución con sus mismas manos. Ellos daban todo por el equipo porque aquel representaba sus sueños plasmados. Ellos no luchan por los sueños de otros. Luchan por lo que es suyo.

Los jugadores de la “U” eran su propia institución en todos los sentidos. ¿Cómo se puede rechazar a la “U”, cuando ellos representan el espíritu más puro del amauterismo?
Y entonces esos amateurs ganan el primer clásico. Y al año siguiente conquistan su primer título nacional. ¿A quién se le ocurre no querer a la “U” cuando lees este tipo de anécdotas?
Cuando lees la historia de la “U” te topas con los sueños de sus jugadores fundadores en todas partes. No es nada difícil hacerlo, es que están allí para ser palpados. La Federación Universitaria tiene el espíritu independiente en toda su estructura. El “Hazlo Tú Mismo” que se ve muchos años después.

Cuando la “U” juega el primer clásico de definición en Matute se encuentra en calma consigo. Múltiples problemas forjan nuevos lazos que hacen el hueso que se expone al golpe más fuerte con el tiempo. Y el hueso de la “U” ha sido macerado en dificultades desde siempre.
Universitario de Deportes busca a su rival en el campo. Va hacia él y le da el primer mazazo. Lo quiebra con un gol. El contrario a pesar de su siglo de vida sigue teniendo pánico escénico. Una pena por ellos. Suponemos que si ese problema no lo has podido solucionar en tu primera centena de años, ya no lo solucionas jamás.
A los jugadores de la “U” nunca les ha supuesto nada fuera de lo común venir aquí. ¿Acaso no lo hacen todos los años?
Equilibrado el partido al final de la primera parte van al descanso y vuelven de aquel con la actitud de aguantar todo. De hacer pausa y dormir el partido hasta el final. Que se esfuercen los otros si pueden, dice Reynoso. Y no pueden. Nunca pueden.
Muy dentro de la cabeza del entrenador de la “U” se repite su conocimiento de los otros. Ha jugado con ellos y conoce de memoria de lo que adolecen. Universitario de Deportes gana el primer clásico.

Y conocer al Club es quererlo. Así alguna vez se lo dije a una amistad que pese a no gustar del fútbol quería descifrar lo que generaba está pasión.
Ir a NORTE en Matute es conocer a nuestro Club. Es tomarlo con ambas manos y abrazarlo como si fuera un eterno gol.
Y es que un clásico en Matute genera para el hincha de la “U” ese orgullo de nosotros contra el resto. El contra todo y contra todos de Cappa. La primera persona en plural contra el resto del mundo.
El que es hincha crema sabe que camino al muladar habrá guerreo, lacrimógenas, “rochabuses”, policía montada, perros policías y policías perros en contra nuestra. Y aún así avanzamos.
El que ha venido aquí varias veces, sabe que hay una fila (a veces dos) para entrar a NORTE, sabe que las puertas las abrirán tarde solo para joder, y sabe de memoria que todo lo anterior descrito se repetirá a la salida. El hincha de la “U” ama todo ello. El hincha de la “U” disfruta que le pongan parlantes en su contra cuando a los rivales les falta el aliento en su propio estadio. El hincha de la “U” se enorgullece que le quiten espacio a su tribuna porque el rival nunca pudo con su canto y aún así la Norte se da maña para cantar más fuerte y mejor que ellos siempre.
Y es que venir a Matute es también conocer al propio Club en guerra. Y conocer al Club es amarlo. Y cuando se ama algo se habla de él siempre. Y toma más de dos minutos y medio. Y se habla más fuerte. Si quieres se canta y si quieres te repites de nuevo y de nuevo…conocer al Club, es amarlo.


*Canción de los Teddy Bears.


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