miércoles, 21 de diciembre de 2011

El billete ganador

Mis dos entradas van del bolsillo a la palma de la mano y de allí al bolsillo nuevamente. Son iguales en tamaño y forma, son distintas en el resto. Tribuna Norte dice la de Matute. Tribuna Norte a secas. 25 soles por el asiento 203 en la fila 14. ¿Asiento en Tribuna Norte?, el clásico comienza en este papel de batalla, en esa pequeña declaratoria de guerra.
Me voy con la infantería, con el soldado de a pie a nuestro querido bastión, no ha habido levas en el camino, la gente que va a Matute, va feliz y por propia voluntad. Sacan sus boletos como si tuvieran el billete ganador de lotería y lo tienen, lo tienen, no lo dudo, y por eso aquel con mucho cuidado va de la mano al bolsillo nuevamente, el ritual del ganador de un premio ha comenzado.

Este pequeño ticket es la felicidad completa. Y seguirá siendo la felicidad completa aun cuando con cada minuto se arrugue un poco más, aun cuando quede más pequeño de lo que ya es, un trozo menos al momento de ingresar al estadio, un trozo menos para poder cambiarlo por el todo final.
De su lisa corteza no queda nada, ha sido doblada por el sudor de la mano en el trayecto.
Playoff 2009, el precio jura decir 25 soles, tú solo sabes lo que he pagado por tenerte a tiempo y ahora que el precio cae nuevamente, una media sonrisa se dibuja en el cielo, la mano negra del mercado les dobla la mano a todos los “revecas”, el negocio lentamente se escurre de entre los dedos.
Pero volvamos nuevamente al dichoso boleto, a su declaratoria de guerra, a sus mentiras escritas por parte del enemigo. Volvamos a leer en ese trozo nuestro nombre pequeño en comparación a su ridícula tinta derramada, volvamos a leer nuestro nombre incompleto, nuestro nombre que será vengado dentro de poco por la hinchada y sus jugadores.

El clásico comienza a ganarse en la tribuna, sorprendiendo a los de enfrente que creían mucho en las mentiras de la prensa que les hizo los boletos y los titulares de la semana. El sancochado mental de ellos se les aclara en un instante, no son más el actor principal, no son más locales, la imprenta les ha mentido de nuevo, el papel soportaba todo y todo son la lluvia de papeles picados con que se recibe al campeón desde la Tribuna Norte. Universitario de Deportes y no Universitario sale a la cancha. Universitario de Deportes.

-Mucho gusto, como si aún no me conocieras.-

No importa, a veces las victimas prefieren no conocer el nombre de su victimario. El boleto es guardado en el bolsillo hasta el final, la “U” va al medio del campo y su gente le canta…un grande. La cancha hace pequeños a otros, pero no a este cuadro. Universitario de Deportes no entra en los cálculos de nadie nunca. El cuadro crema una vez más arranca el papel de la obra y rompe el boleto.

13 de Diciembre del 2009, el ticket que sobrevive en mis manos es la primera prueba del abrazo luego del gol y del campeonato. Maltratado y feliz, el pequeño boleto es sinónimo de felicidades más grandes. De felicidades que doblan y dan la vuelta, que hacen cordillera y cañón en lo que antes era liso, que hacen geografía sobre el papel común. El boleto doblado se acerca a si mismo, se abraza a si mismo en ciertas partes. A falta de mi mano, se da la propia mano también. La “U” gana el campeonato nacional, y el ticket que se guarda junto al otro de Matute luce sus cicatrices y heridas que solo deben ser entendidas desde la felicidad de un hincha, de un hincha adulto que termina celebrando como un chico en el Lolo de Breña, que termina celebrando el Campeonato Nacional y la nueva juventud gracias a las aguas de lo ya bebido.
Desde hoy y desde mi borrachera, certifico que Ponce de León es el apellido más común del Perú y de la Tierra.


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