¿Me crees si te digo que aquí estuve?
Espera un momento…muchos amigos que me conocen dirán algo a mi favor, dirán que me vieron en las afueras, caminando junto a la multitud que se quedó tan cerca.
Hoy vi las colas de siempre y aquellas otras largas colas que nadie ve, aquellas colas de gente sin boleto para poder entrar, aquellas colas que no siguen una fila o una lógica, que adquieren formas de tumulto o círculo, aquellas colas que son odiadas por los policías, porque interrumpen su modo de ver el mundo.
Hoy estuve en esas colas (por segunda vez en mi vida), hoy estuve allí y tuve envidia (lo siento) de todos aquellos que pudieron ingresar al estadio, hoy estuve allí cuando la revendedora ofreció la entrada de norte a 100 soles…¿100 soles?...sí, lo sé; parecería una broma, pero cuando te lo repiten a ti y se lo repiten al mundo en voz alta, no una, sino varias veces, lo terminas por creer todo.
¿Me crees si te digo que aquí estuve?
Muchas personas que saben como soy, se expresarán a mi favor. Por ejemplo, en el salón dirán que falté a clases por irte a ver; en mi casa te podrán detallar que impaciente estaba y como salí con dos horas de anticipación; el cobrador de la 5-C dará algunas señas sobre un loco que se bajó en República de Panamá con Benavides porque sospechaba y sabía que con aquel tráfico no llegaba; todos los taxis de Lima declararán que se negaron a llevarme porque ya se encontraban con clientes; desde hoy, las calles con sus cartelitos verdes y sus paredes manchadas en graffiti dirán que corrí alrededor del estadio por culpa de las cercas que cerraban el normal acceso a Norte.
¿Me crees, si te digo que aquí estuve?...el dueño del chifa en la Arenales te dirá como llegué desolado a sentarme en una mesa con cuatro sillas y como mi rostro cambió cuando te observé en la pantalla, estoy seguro que en su español mascado se hará entender, se hará entender con gestos recién inventados o aún con su lengua milenaria, porque el ha sido testigo de mi pasión y eso sólo basta para que se lo desentrañes de sus pequeños ojos.
Aún su mujer que parece hosca, hablará a mi favor. Estoy seguro que la próxima vez no me dejará entrar a comer, gracias al escándalo y bulla que arme al celebrar tus goles. Te dirá que yo grité esos goles como nadie en el mundo…perdona, ahora sé que miento…porque a estas horas ya debes saber de sobra cuanto los gritamos todos, porque a estas horas ya debes saber de sobra cuanto se te quiere en todas partes…sí, lo sé…se me notaron los celos por un momento. Escucha, sé cuanto vales para tanta gente, tanta gente a la que le significas todo. Aunque celoso, nunca he querido ser el único…porque tú te mereces todo el amor del mundo…todo.
¿Me crees, si te digo que estuve?...¿lo dudas?...debe ser por esta sonrisa que tengo. Permíteme decirlo sin defensores. ¿Cómo podría estar triste si estuve tan cerca?...¿cómo podría estarlo, si estas allí arriba en la tabla?...dime, ¿Cómo podría estar triste, si siempre estás?...esta sonrisa, es porque soy feliz desde que te conozco. Fui feliz toda la semana, porque supe que iba a estar en Norte para el partido (lástima que no se dio); y hoy soy feliz porque estuve tan cerca, porque llegue a las puertas y me di cuenta (otra vez) de algo que supe desde siempre, que esas rejas en Norte sólo fingieron separarnos, porque tú y yo ya habíamos escapado hace mucho. Así es, tú y yo sabemos desde siempre que contra Gálvez yo he de estar, porque ningún revendedor puede poner precio a esa entrada de Norte que ya poseo. Nos vemos este domingo, mi crema querida.
¡Y DALE “U”!
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