viernes, 25 de febrero de 2011

LA CIENCIA DE LA "U"

La ciencia de la “U” no es exacta. No es sin controversia. La ciencia de la “U” se sume en las sombras y también despierta en ellas. Imposible de definir en un pliegue de papel. Imposible de rodear, de coger. Sólo está allí finalmente, para ser empujada con la cabeza como toda ciencia.
Universitario busca en 87 minutos encender el foco, yendo al foco, apresurándose, saltándose los pasos necesarios para llegar. Universitario tiene todas las líneas necesarias, pero carece de la figura. Son 87 minutos de tocar el foco frío y no tener luz. 87 minutos de no buscar el interruptor primero.

La “U” avasalla a un rival que se esconde muy atrás. Que se esconde como el regalo sorpresa tras múltiples cajas. Cada caja más pequeña que la anterior, cada caja que no esconde ningún regalo, sino una forma de sentir el fútbol por parte de la San Martín. Cada urna de cartón, regala un poco más de terreno al contrario impaciente por llegar al final de todo ello. No hay grandeza en este regalo, no hay grandeza en el juego de la San Martín. El murmullo luego del gol en contra por parte de sus jugadores es intenso, intenso como el motor que por fin arrancó, pero que arrancó muy tarde para hacer el trabajo, para empezarlo siquiera.  
El murmullo aumenta como cuando se llega al final del rezo de una oración. Oración que rara vez un santo hace. Oración que rara vez el siguiente santo caso hace.

Universitario demuestra el miércoles, que el triunfo estará más cercano para el que lo intenta. No importa que tan errado esté en su concepción y en su ejecución; si se mira hacia adelante, siempre habrá una chance de hacer las cosas tal como deben ser. Revoredo hizo muchos centros ese día y sólo uno de ellos fue lo suficientemente gol para que Labarthe pudiera gritarlo.
La “U” exageró una vez más en la única forma que entiende en este momento: el ollazo desde la orilla de cal o de sal, desde la línea de costa tan cercana al lateral, desde la división de mar y tierra.
Universitario recién encuentra aquella tierra en el minuto 87, la encuentra a pesar de haber caminado en ella durante mucho tiempo, a pesar de haberla ignorado en su afán de jugar hacia adelante utilizando el aire la mayor parte del partido. Es así que cada balón centrado, es un avión que pasa de largo el Jorge Chávez y termina por aterrizar en Pisco y más allá.  
Revoredo y Quina ceden su lugar a distintos jugadores para que intenten lo mismo que les había fallado a ellos contra el Aurich. El rival del miércoles a pesar de sus recientes títulos, se permite ser avasallado por un cuadro que carece de imaginación, pero no de esfuerzo.

La “U” triunfa sobre el equipo contrario, porque la San Martín descarta el ataque y apunta al contragolpe todo el tiempo y en todo tiempo, como si fuera un equipo chico.
El equipo santo pierde, porque esconder los balones en el Callao intentado hacer hora es de equipos más chicos aún y porque dejarse ganar los partidos para conseguir un campeonato de carambola es de equipos que nunca buscaron ser grandes, ni merecieron serlo.
En el campo del Monumental se confirmó el antagonismo entre ambos cuadros, mantengámoslo así, eso nos hará bien a la larga, eso nos hace bien ahora por lo menos.


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