Quiero más miércoles como éste, miércoles en que uno se levante de la cama y pueda ir sin escalas, sólo con el pensamiento a celebrar un gol. Así, con pasaje directo, del sueño más hermoso al sueño del Monumental.
Quiero más miércoles como éste, miércoles que se diferencien de un martes o de un lunes de rutina; miércoles que sean más domingo, que se sientan y vivan como domingo.
Quiero muchos miércoles como el de ayer, miércoles en los que juegue la “U” y miles de personas acudan triunfantes a la cancha y salgan de ella victoriosos.
Sí, miércoles por siempre en mi vida, miércoles como el que acaba de terminar.
Es una noche fría en 42 de los 43 distritos de Lima, una noche fría para los que no piensan en Ate y en lo que sucede allí, noche fría para los 12 equipos restantes del campeonato, pero no para aquellos que luchan, no para los dos cuadros que dirimen en el Monumental.
Hay aquí tanto calor que podrían calentarse 20 campeonatos y 1000 partidos, tanto calor que la visita decide contagiarse del empuje de la gente y mostrar su mejor juego.
Mejor juego con el balón, al realizar contragolpes y ataques peligrosos y mejor juego sin él, al entorpecer el funcionamiento de la máquina crema.
Pero es tanto el calor que baja de estas tribunas, que la máquina incluso sin estar prendida, logra resistir los embates del ordenado Bolognesi; logra andar y andar, porque el calor de esta buena gente que acude a la cancha logra empujar el metal de un equipo dormido y en posición de off, logra con su empuje a que el motor prenda.
Ayer, el motor prendió cuando se realizaron los cambios, y puso primera en el minuto 68.
Ayer el gol fue en el 68’ y en Mayo. ¿Quién lo diría?, en Mayo del 68’ la revolución Universitaria apisona el planteamiento contrario y abre los espacios del campo.
Es entonces en que las mejores ocasiones dejan de tener dueño y se suceden ataques en ambos arcos, pero es el cuadro local el que cuenta con la ventaja final del marcador, con la ventaja de su gente, gente que convierte a la mejor visita, en el digno perdedor.
Aún con algunas reticencias, quiero días como el de ayer, en que la visita te exija ser mejor local, días que empiecen en el minuto 68 y que no acaben más, días que se empiecen celebrando con un gol y se sigan degustando hasta hoy, días en que a mitad de camino te topes con tu casa y que esta se encuentre llena, días en que te encuentres con la historia contada en cantos y los cantores sean esta gran hinchada, quiero días fríos que puedan desaparecer en un tris porque a la gente le da la gana, porque ella empuja y canta, porque aquella gente halla el calor en este invierno y lo halla junto a sus hermanos.
El siguiente rival promete un gran partido en Huancayo. Esperemos entonces que aquel ayude a sacar de adentro lo mejor de nuestro equipo y lo mejor de nuestra gente. A todos aquellos hinchas que tengan la posibilidad de acompañar al equipo por primera vez, les digo que no lo duden, vayan con confianza. Es una experiencia única y que recordarán el resto de su vida.
Son sólo 8 fechas las que faltan y una sola fecha antes del largo receso. Son sólo 8 fechas y esta es nuestra última salida a provincias. Seremos locales otra vez, con nuestros hermanos huancaínos y con ustedes en las tribunas, el motor andará. Con toda esta buena hinchada, habrán muchos días como el de ayer, de eso estoy seguro. Este domingo toca Huancayo y nos toca a todos, y te toca a ti Merengue, que aún dudas por ser la primera vez; te toca a ti que te sabes todas las canciones, a ti que soñaste con cantar esta canción y que soñaste con días felices como el de ayer y como el de este domingo que viene.
“Vamos Merengue, canta conmigo
Que un buen amigo vas a encontrar,
Que de la mano de la Trinchera
Juntos la vuelta la vamos a dar”
Y Dale “U”
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